lunes, 14 de enero de 2008

No pudo ser...

No. No era mi nombre, al menos no lo parecía, y eso me permitía mantener una pequeña esperanza. No basta una impresión, un buen presentimiento, no basta la sensación de haberlo hecho bien, no basta haber estudiado. No es suficiente. No sirve. Era mi nombre, era mi número de DNI, era mi tipo de examen, y no lo reconocía. Creía que lo había hecho mejor... No. No. No. NO. Esa nota era mía. Ya no sé qué hacer; sé que fallo en algo, pero no lo encuentro. Quizá no sé cómo estudiar, quizá no comprendo lo que se me pregunta... Lo peor que hay es ir a preguntar algo al catedrático; odio las revisiones de exámenes. Me he llegado a sentir avergonzada por mi nota. Hoy ha sido uno de esos días en que si me hubiera quedado dormida hubiera sido más feliz que un regaliz. Pero me levanté esta mañana. Voy a darme más hostias en esta carrera y en esta santa facultad que todas las que podría darme en mi vida entera. Luego dicen de la vida del estudiante... pues yo tengo unas ganas de salir de ella...
Por cierto, para los curiosos/as que leyeran el anterior post, los Reyes Magos me dejaron libros (¡gracias!), unos cascos para el mp3 y una cartera. Todo lo que yo quería. Al menos me quieren como soy, y con todo lo que hago (mal). O lo disimulan muy bien. Y lo dejo ya porque empiezo a decir burradas y me abandona la (poca) inspiración que me ha acompañado hoy.

No hay comentarios: