sábado, 28 de agosto de 2010

Azul, verde, amarillo... ¡rojo!

Durante mucho, mucho tiempo, he viajado en asientos azules. Son bastante cómodos, pero no tienen almohadita en la cabeza, aunque sí tienen reposabrazos. Son los que mi amigo viajero llamó asientos de 20 euros.
Un día cualquiera, me encontré en un asiento verde. Fue por casualidad. Tienen almohadita en la cabeza, y el suelo donde se encuentran es todo de parquet, muy mono. Son los que, este mismo amigo, llamó asientos de 100 euros. La diferencia está en que, en caso de accidente, el verde es más vistoso que el azul, y entonces los accidentados de preferente serían rescatados antes, que para eso pagaron más por el billete para el mismo trayecto.
Hoy mi modo de viajar ha cambiado. Ahora viajo en asientos amarillos, con cuadraditos estampados rojos. Son muy amplios y comodísimos, puedes dormir sin sufrir tortícolis, tienen almohadita en la cabeza, y en el cabecero del asiento encuentras una placa metálica con el número y letra del mismo en braille. El vagón donde se encuentran es amplio, precioso, con estantería portamaletas con cristal indestructible, con una barra metálica donde se lee el número y letra de cada asiento, y donde hay lucecitas por si la luz ambiental se te hace poco. Hay perchas para el abrigo, chaqueta, bolso o lo que quieras colgar al lado de cada asiento. Hay tele. Y regalan auriculares. Y en la tele ya he visto “Up in the air” (dos veces), “Invictus” y una que no sé cómo se titula que protagoniza Ioan Guffrud (el de Los 4 Fantásticos) vestido de lord inglés, con peluca y todo, de temática política. Lo malo es que cuando yo entro las pelis ya están empezadas. En honor a mi amigo, los he llamado asientos de 200 euros, que son los billetes amarillos y la verdad es que el viaje está bien pagado.
Hace una semana, me metieron en un vagón por el precio de los asientos de 200 euros. Creo que se equivocaron al tramitar el billete, o que le caí simpática al que lo tramitó. El caso es que acabé en un vagón preferente. Es la pera. Es como el de los asientos de 200 euros, pero con los asientos rojos, burdeos, suelo de parquet y una fila doble (por si viajas acompañada) y una fila individual para que nadie te moleste si viajas sola (como yo). Es el asiento de 500 euros, aunque estos sean de color violáceo.
Ayer me encontré a José Sacristán en la estación. No tenía ganas de fans, pero lo tuve cerca, muy cerca. Casi me da algo. El mítico “Narciso” de La tonta del bote (qué gran película, es una de mis preferidas) a dos pasos de mí. Fue una pasada; llegué a mi destino toda emocionada, con ganas de contárselo a alguien, pero al final no pude. Otras dos pasajeras también se dieron cuenta de su presencia. Es que le han dado un premio aquí. Cuando me di cuenta, se estaba subiendo a lo que sigue a preferente. Pero para eso ya no encuentro billetes, así que no tengo ni idea de cómo será. Pero me gustaría averiguarlo algún día.

Dedicado con muchísimo cariño a JC, que espero que lo lea. Un besote :)