domingo, 22 de junio de 2008

Calmada

No me gustan, por lo general, las películas basadas en cómics, salvo excepciones. No me gustó, por tanto, mucho, Hulk, pero debo reconocer que la frase final, pronunciada por el protagonista, es muy buena. He sufrido, hace muy poco, una explosión de ira. Normalmente, si se me deja tranquilita, soy una persona muy pacífica. Pero si llevo un año (¡un curso entero!) tragando mierda, es lógico que explote algún día. Lo que me revienta es que después de explotar no consiguiera nada. Se ve que no impongo. Y lo que no estoy dispuesta a tolerar es que me chulee, o que se me ponga borde una niñata de mierda que no tiene ni media hostia bien dada. Debería haber llevado las cosas más lejos. Pero tampoco hubiera servido de nada, porque hay gente, cada día más, de mucha cara, que se cree con derecho a todo.
No soy la reina del universo, ni merecedora de todo, ni debo pedir respeto ni nada similar. El respeto hacia las demás debe venir de cada una. Y ese es el problema principal: que no tienen educación ni respeto. Y en respuesta a esa niñata que se me pone chula, pues sí, te voy a mandar callar las veces que me salgan de la mente, aunque realmente no soy yo quien debería hacerlo, debería existir cierta disciplina y orden por parte de otra persona a la que lo que ha pasado durante este curso la ha descolocado de tal modo que no ha sabido por dónde cogerlo, cómo enfrentarlo y mucho menos, cómo solucionarlo.
Pero ya estoy más calmada. En serio. Menos mal que hablando se entiende la gente. Gracias por escucharme. Me habéis tratado como lo que soy: una persona adulta. Menos mal que en casa cuento con apoyo. Creía que iba a ser distinto, pero gracias a la conversación de ayer me siento mucho mejor. Más tranquila. Más relajada. Más calmada.

miércoles, 11 de junio de 2008

Oda a mi bibliotecario

No sé qué me pasa este mes de junio que no logro salir de mi estado grogui. No he hecho más que empezar y parece que llevo una eternidad. No puedo más, y me queda mucho por hacer. En febrero, me comía el mundo, tenía ganas de trabajar, me licué el cerebro para sacarlo adelante y lo conseguí. Pero este junio es diferente. Y después de darle unas (pocas) vueltas al coco, he llegado a la conclusión de que mi (aparente) falta de concentración se debe a la falta de mi bibliotecario. Explico: soy fan fan fan fan súper fan de la Biblioteca Pública de Badajoz, porque lo tiene todo: está cerca de mi lugar de residencia, es grande, es cálida en invierno y se está bien en verano, es luminosa, llena de libros (obviamente), tiene buenas mesas de trabajo (a veces se quedan cortas) y abre los fines de semana en horario ampliado (lo mejor, sin duda). Y me caen bien los bibliotecarios que en ella habitan. Este año había uno nuevo, joven... en fin, uno más a mi lista (interminable) de amores platónicos, que nunca antes había visto... Estuvo acompañando (sin que él se diera cuenta) mi estudio todo este año, hasta que se marchó, hace unos meses... Seguramente, estaría de prácticas o algo así, y ahora espero que lo contraten en serio.
Cuando yo estudiaba para febrero, y me agobiaba, levantaba la vista de los libros y la relajaba... Pero ahora ya no puedo relajarla y creo firmemente que la ausencia de mi bibliotecario es una (entre otras muchas) de las causas de mi estado... grogui total... ay... nunca olvidaré el día que me buscó un libro de poesía... ay... qué recuerdos... Ahora se me hace muy lejano... Ay, bibliotecario mío... qué junio más largo... qué agotamiento... qué cansancio... qué pena no poder relajar la mirada... en fin... espero acabar bien y de una pieza... seguiré estudiando en la biblioteca...