lunes, 20 de abril de 2009

Le merveilleux monde de l'opéra


People’s reactions to opera the first time they see it is very dramatic;
they either love it or they hate it. If they love it, they will always love it.
If they don’t, they may learn to appreciate it, but
it will never become part of their soul.


Edward Lewis.







La primera ópera que vi era una “ópera bufa”. Andaba yo por 5º de Primaria, y la profesora de música (Doña P., aún la recuerdo) decidió llevar, a 30 energúmenos, con todos los riesgos que aquello suponía, a disfrutar de esa representación. Unos días antes había estado explicando qué era eso de la “ópera bufa”, con su sistema de fichas que aún conservo. Así pues, llenó un autobús y llegamos al pequeño teatro.
Creo que ella misma se sorprendió de que esas 30 personitas guardaran silencio durante la representación. Por lo menos a mí me dejó bastante impresionada.
Según Edward Lewis, soy una de esas personitas a las que le encantó, siendo una ópera cómica, con tres cantantes (una chica y dos chicos, uno de los cuales se pasaba más de media obra encerrado en un armario, hasta que lo liberaban), con un escenario bastante escueto y un argumento muy simple. Pero disfruté como una niña. Desde entonces y hasta ahora, he desarrollado una ferviente admiración por el teatro, el cine, la ópera y los musicales; en definitiva, la magia del directo.


He disfutado hace tres días de una ópera “de verdad”, Carmen, de Georges Bizet. Se me hizo corta; cada vez que llegaba un descanso no podía creer que ya hubiera pasado una hora. Siempre me pasa lo mismo: no quiero que caiga el telón nunca. De acuerdo con Edward Lewis, mi primera impresión fue tan positiva que soy de ese grupo de personas a las que siempre les gustará la ópera. Y demás artes escénicas. Sólo un fallo de la obra: la traducción simultánea iba por donde quería en más de una ocasión; aunque tampoco era tan grave; se sobreentendía.


2 comentarios:

Mj dijo...

Yo la vi por 2 euros en el Teatro de la Ópera de Viena, acordándome de esa misma frase.
Ni que decir tiene que flipé en colores.

Mini dijo...

El Teatro de la Ópera de Viena tiene que ser impresionante. Tengo que ir algún día :) La frase es mítica.