lunes, 3 de diciembre de 2007

De prácticas (1ª parte)

Qué gran razón tenía aquel (o aquella) que dijera que, en el fondo, siempre estás solo/a para todo. Puesto que las personas que se suponen que deberían ayudarme no lo hacen, y sus razones tendrán, y las respetaría si me las dijeran, porque lo único que me dicen es que ya no recuerdan lo que a ellas les pasó (¿cómo es posible que no se recuerde lo que se hizo el año anterior? Yo me acuerdo de todo lo que me ha ocurrido desde que empecé la Universidad y soy capaz de contarlo mil veces a mil generaciones distintas), hoy me he enfrentado, yo solita, al gran reto de llegar a mi centro de salud donde tenía que hacer las prácticas, y volver a la facultad, sin perderme por el camino.
Ya que esas personas no son capaces de decirme siquiera el número de autobús que me lleva al centro de salud (e, insisto, esas mismas personas tuvieron dichas prácticas el año pasado en el mismo centro de salud) porque ya no lo recuerdan, al menos tengo la suerte de contar con auténticas amigas y compañeras que me dibujaron hasta un plano del recorrido del susodicho autobús tan detallado que casi hoy me ha dado miedo comprobar lo exacto que era, pero gracias al cual he llegado sana y salva. La vuelta ha sido mucho más sencilla.
¡Qué bonito el egoísmo! Porque supongo que es uno de los motores que impulsa a la supervivencia, si me preocupo por mí misma y a los demás que les parta un rayo, ¡estupendo! Porque seré yo quien sobreviva en esta jungla. O pisas o te pisan. Pero exagerarlo hasta el punto de negar indicar un camino... eso es viborismo.
Ya digo que respetaría sus razones si me las dijeran. Pero lo mínimo que podrían hacer es ayudarme un poco. No digo ya que me presten apuntes o exámenes porque entiendo que se "piquen" conmigo y entiendo que esas personas se preocuparon de asistir a sus propias clases y es lógico que piensen que ahora yo me aguante y asista a las mías. Se trataba únicamente de indicar un camino. No necesito ya ayuda de esas personas, ni se la volveré a pedir, ya sé que estoy sola, que soy mayorcita para solucionarme la vida, y que encontrar un camino, en el fondo, no es tan difícil. Vale. Lo sé. Sólo espero que esas personas no me pidan ayuda de ningún tipo a mí, porque ya son mayorcitas también para solucionarse sus problemas y para encontrar su camino, y en su conciencia queda todo lo demás.
Por cierto, una maravilla mi médico del centro de salud. He estado muy bien esta mañana, todo muy tranquilito... hasta que los bebotes se ponían a llorar, berrear, gritar y demás reacciones que provocan en ellos ver batas blancas. El próximo día llevaré una roja, a ver si así no me lloran. Al final encontrar el camino valió la pena... a pesar de que la opción fácil hubiera sido cambiar las prácticas con algún compañero/a que las tuviera en un centro de salud que a mí me conveniera... pero volvemos a la teoría del egoísmo, ¿no? Como diría mi padre, dicha teoría se resume en una sola frase: "Pa' joderme yo, jódete tú". Precisa, ¿verdad?

1 comentario:

Mj dijo...

:)

Coges la línea 8 y cuando empieza sanroque, te bajas en la tercera parada, junto a una estafeta( me encanta esa palabra) de correos. Subes por esa esquina y giras a la izquiera cuando veas una farmacia et voilà.

¿¿Por qué no me preguntaste a mí??
(¿me dejas quedarme por aquí a escondidas?)