Y todavía resuenan en mi cabeza, cada día, esas palabras:
“Te has rendido muy
pronto”.
Lo peor es que me perseguirán durante mucho tiempo. Y
empiezo a sospechar que las tendré presentes el resto de mi vida.
Y todavía resuenan en mi cabeza, cada día, esas palabras:
“Te has rendido muy
pronto”.
Lo peor es que me perseguirán durante mucho tiempo. Y
empiezo a sospechar que las tendré presentes el resto de mi vida.
Me he mirado en el espejo, y me he dado cuenta de que, realmente, soy una persona triste, muy triste, disfrazada de alegría.
Y no al revés, como yo creía.